Así es. Lea este seudo reportaje sólo si cree que podría existir la posibilidad de que, una encuesta oficialista como la CASEN, pudiera mentir o engañar a la población.
Partiré por algunas ideas extraídas del texto “CASEN 2006: Las verdaderas cifras de la desigualdad”, publicado en julio de este año, por el economista chileno Marcel Claude. Leyendo su postulado me decidí a averiguar qué tan terriblemente falsos son los datos de esta encuesta, y vaya qué cuestionables son.
La Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN), pertenece al Ministerio de Planificación (MIDEPLAN). Cuenta con un alto apoyo del conglomerado concertacionista, más aún desde su última publicación, pues establece una reducción de la pobreza y la desigualdad impresionantemente ágil.
Lo que sus aliados políticos desconocen (o quizás no), es que las estadísticas yerran en lo más bajo, dejando sin sentido la lucha por una vida mejor, ya que en Chile la pobreza “está en un franco retroceso”, como irónicamente afirma Claude.
La pobreza se calcula sumando las cifras de personas indigentes y personas pobres no indigentes, siendo hoy la línea de pobreza en Chile de 47 mil pesos mensuales. El cuestionamiento ante ese valor se lo dejo a cada uno.
¡Pero también ha disminuido la desigualdad en nuestro país! Claro, cómo no podría bajar si según la CASEN 2006esta cayó 31 veces, entre el 10% más rico y el 10% más pobre.
Para el economista “resulta odioso la utilización del ingreso familiar para hacer la comparación, cuando el MIDEPLAN sabe muy bien que las familias ricas son menos numerosas y, en consecuencia, la utilización del ingreso familiar oculta el hecho de que los sectores más pobres no sólo tienen un ingreso familiar más bajo, sino que también, lo deben compartir entre más personas, lo que agudiza y agrava las condiciones de los más pobres”.
Al considerar el ingreso per cápita en vez del familiar, la desigualdad entre los mismos grupos anteriores sería de 53 veces.
Otro dato, es que la CASEN incluye dentro de este 10% más rico del país a todo aquel que tenga un ingreso superior a 500 mil pesos. “No es posible imaginar a un Angelini ganando 900 mil pesos mensuales”, sentencia.
Por último, el autor finaliza su discurso criticando las posturas del Director Ejecutivo del Centro de Estudios Sociales Avance, Antonio Cortéz Terzi, y del analista Mario Marcel, quienes aseguran que el panorama socioeconómico es generoso para los chilenos.
Junto a ello, el economista y Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital, Marcel Claude, hace mención, al que, según él, es el conflicto principal: “La pobreza y la desigualdad crecen cuando los pobres o las grandes mayorías notienen representación política en el Estado y, hoy por hoy, éste no sirve sino los intereses privados del capital y ha renunciado a lograr el bien público”.
AVANCE
El Centro de Estudios Sociales, AVANCE; tiene como principio fundamental “la tarea de recuperar la democracia para Chile, asegurar plena vigencia de los derechos humanos, favorecer la unidad de las fuerzas democráticas y progresistas y renovar y actualizar el pensamiento de izquierda en nuestro país”.
Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza
Esta institución privada surge a raíz del Consejo Nacional para la Superación de la Pobreza, organismo formado por el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Este organismo tenía como fin la preparación de un informe llamado “La pobreza en Chile”, el cual fue entregado al mandatario.
Pero una vez cumplida la misión, el Consejo se disolvió. Al poco tiempo, algunos de sus integrantes se interesaron en formar una fundación privada que siguiera trabajando en el tema.
Financieramente, funciona con fondos privados (40%) y públicos (60%), que son asignados dentro del presupuesto nacional. En relación a los participantes se cuentan empresarios, intelectuales, profesores universitarios, artistas, miembros de Ongs, etc.
Al parecer, la CASEN 2006 no es la única que ha dado que hablar, ya que esta entidad sacó la voz públicamente después que se dieron a conocer los resultados de la CASEN 2000, para discrepar sobre las mediciones de la pobreza en Chile. Ciertamente las problemáticas y críticas son muy similares. El año 2001 la línea de pobreza era de 42 mil pesos mensuales, y el Banco Central, al igual que hoy, defendía férreamente el sistema de medición.
Así mismo, el año 2001 mientras la CASEN hablaba de 3 millones de pobres, el último estudio del Instituto de Economía de la Universidad de Chile, señala que las personas en situación vulnerable son 1 millón y medio. ¿Errores estadísticos o mentiras de antaño que perduran hasta hoy? Sólo hay que considerar que en aquel año era muchísimas más la población que vivía en el campo; además de la enormidad de indígenas que recién hoy se están adaptando a las ciudades (lo que, personalmente, me parece un atentado contra nuestras raíces).
Ya en una entrevista realizada en agosto del 2001, al que entonces era presidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza, José Bengoa, la periodista le comenta que el economista y director de la Fundación Terram, Marcel Claude, propone que se aplique otro sistema para medir la pobreza en Chile: “un umbral de satisfacción mínima, que contemple lo elemental para vivir de acuerdo con las condiciones mínimas de modernidad. Según eso, los pobres en Chile serían aproximadamente 12 millones que viven con menos de 150 mil pesos al mes”. Pero Bengoa responde que esa visión no puede ser planteada para países del Tercer Mundo.
Y no sólo eso dijo, sino que, además, hizo alusión al hoy controvertido sueldo ético. “Nosotros sostenemos que el salario mínimo es el mínimo ético para que una persona pueda servir a otra en un tiempo de democracia como el que vivimos”.
Hoy poco entendemos de por qué hay una tan mala distribución de las riquezas del país. Y cómo podríamos, si desde hace años existen organizaciones como el Instituto de Libertad y Desarrollo. Este señalaba, hace seis años, que para superar l pobreza hay que postergar la equidad, porque ambos son problemas contradictorios. Dice que cualquier política distributiva de equidad social tiene como consecuencia la disminución del crecimiento económico, lo que impide que haya chorreo y, por lo tanto, que se supere la pobreza.
¿Ahora se entiendan las políticas actuales para mitigar la pobreza?
En 1996 se presentó un proyecto de ley sobre microempresa, pequeña empresa y artesanado. Un proyecto que ofrecería créditos y ayuda monetaria diversa, pero, naturalmente, nunca tuvo frutos, a pesar de que quizás gracias a una legislación como esa, hubiera disminuido la pobreza.
En estos momentos el Director Ejecutivo de la Fundación es Leandro Moreno, quien escribió para el diario La Tercera una columna que llevó por nombre “Una mejor Ley de Donaciones”. Allí señaló su preocupación porque prontamente se apruebe la ley de Donaciones para Organizaciones con Fines Sociales, una legislación “que ya lleva cuatro años sin funcionar y que es tan necesaria para un sector que hace una importante contribución social al país”, cuestionó.
Analfabetismo Funcional
Asimismo, los índices de Analfabetismo nacional han disminuido considerablemente. Porcentualmente, esto se expresa de la siguiente manera: según la CASEN 2006, hoy el analfabetismo se expresa en un 6.9% en las personas indigentes, mientras que en los pobres no indigentes, esto se refleja en un 6.0%. Ya entre los no pobres, esto se manifiesta con una cifra bajísima del 3.6% en el total de la población.
¿Ustedes creen que esto es verdad? ¿Que son tan bajos los valores que representan el analfabetismo en nuestro país? Pues bien, como la CASEN nos da una explicación “coherente” hacia todo ámbito, les cuento que existe una forma particular de medir este índice, y se trata de los llamados Analfabetos Funcionales.
Estos representan a la población que no es capaz de leer una frase de 4 palabras completa, pero que aún así hace el intento y consigue mencionar algunos monosílabos, lo que indica que es sólo falta de práctica o de estudios, pero que en realidad la persona sí sabe leer y escribir.
Por ejemplo, le pido a una mujer de 50 años, que vive en un pueblo perdido en el mapa, que no ha ido jamás a una escuela, pero que tiene 3 hijos que sí estudian. Esta señora por casualidad, porque hace unos años intentaron enseñarle a leer, o simplemente porque sabe que las letras “C, A ,F, E” conjugadas dicen “café” (porque así lo escuchó en la televisión), y le dice al encuestador que allí dice CAFÉ, ya es catalogada de persona que sabe leer y escribir. Ocurre lo mismo, si alguien con mucho esfuerzo es capaz de decir o escribir “CACA” en vez de “CASA”.
Ahora ya saben por qué los índices de analfabetismo en Chile son tan bajos, a pesar de que una (o) viaja al campo de sus abuelos y se encuentra con qué una o dos integrantes de una familia lee una frase de corrido, sin parar, y sin errores.
En la gran mayoría de los países latinoamericanos se hace la diferencia entre un analfabeto y un analfabeto funcional. En Chile, no.
V.V.V