domingo, 27 de julio de 2008

CHILE: LAS CONDICIONES DE LA BURGUESÍA Y EL DESAFÍO DE LOS EMPEÑOS ANTICAPITALISTAS



1. La experiencia grabada a fuego de los mil días de la Unidad Popular fue, entre muchas cosas, el resumen de un largo derrotero de luchas populares, altibajos, derrotas, maduraciones y aprendizajes colectivos, los cuales se tradujeron en múltiples fenómenos asociados al fortalecimiento de la Central Única de Trabajadores (CUT), el crecimiento de los partidos obreros y de los de origen pequeño burgués e inspiración socialista, y el agotamiento del proyecto imperialista vehiculado por la Democracia Cristiana de Frei Montalva (años después asesinado por la dictadura pinochetista, pese al apoyo brindado a la junta militar por la dirección de su tienda). Asimismo, el gobierno del doctor Salvador Allende (que obtuvo mayoría relativa ante una burguesía dividida, y cuya victoria debió ser refrendada condicionadamente por el Congreso Nacional) expresó los límites históricos del Estado burgués de impronta nacional desarrollista, en un marco internacional extraordinariamente gravitante para un país de 9 millones de habitantes, signado por la guerra fría, la revolución cubana, la guerra de Vietnam, y las luchas de liberación nacional anticolonialistas. La denominada “vía chilena al socialismo” confirmó trágicamente las leyes de hierro de la lucha de clases en una fórmula política que ofreció territorios y tiempo suficientes para el rearme de las clases dominantes. Nunca antes en el planeta, a través de elecciones generales y sobre un poderoso soporte de organización de sustantivas franjas de los trabajadores y el pueblo, gobierno alguno alcanzó nacionalizaciones y transformaciones de carácter estratégico en áreas de la economía intocables hasta entonces (cobre, banca, tierra), ni más serios intentos de redistribución de la riqueza y propulsión de derechos sociales, sin reprimir a la minoría oligárquica históricamente arriba. Sin la existencia de la descrita constelación de variables nacionales e internacionales (relativa simetría en la pugna capital / trabajo a escala mundial), habría resultado imposible imaginar siquiera el fenómeno de la Unidad Popular. Se estaba en presencia de un Estado fuerte que lograba influir notablemente en la economía y dotaba al conjunto social de un altísimo porcentaje de empleo fiscal, y frente a una burguesía golpeada duramente en Chile y el mundo ante el avance incontenible del campo de la conciencia y la organización de los trabajadores y el pueblo. Si bien, Allende siempre notificó que su gobierno sería nacional, popular, antiimperialista y revolucionario, pero que sólo estaba construyendo las condiciones necesarias para implementar la hegemonía de relaciones de vida socialistas, los patrones y el imperio acudieron al recurso castrense para echar abajo el proyecto de sociedad más avanzado de la historia de los chilenos. Cuando ocurría el golpe de Estado de 1973, la intelectualidad tecno-económica amaestrada en las escuelas más ortodoxas del capitalismo en Usamérica, apenas balbuceaba el paradigma ultra liberal que implementaría, primero en Chile y luego en grandes extensiones del planeta, las nuevas modalidades y contenidos de la refundación del reinado del capital que transformarían estructuralmente el patrón de acumulación burgués, el Estado, la geo-política global y las relaciones de poder en todas sus dimensiones.

No por accidente, los fundamentos económicos emanados de los acuerdos de Bretton Woods en 1944 (“época dorada” del capitalismo denominado de bienestar, y período de creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, prestamistas y formateadores político-económicos de los países dependientes), terminaron ante la crisis de la convertibilidad del dólar en oro en 1973. En Chile, con más de 10 años de anticipación, se impuso a sangre y fuego el paradigma neoliberal consolidado mediante el Consenso de Washington, que en sus claves nucleares instaló la liberalización del comercio internacional asimétrico, las privatizaciones de los recursos de propiedad estatal y social, y la financiarización de los derechos conquistados en el período anterior. El deseo devorador del capital y su movimiento creciente, expansivo y productor de desigualdades se sintetiza hoy, como nunca, en la hegemonía del capital financiero imperialista, transnacionalizado, monopólico y especulativo. Ante la descompensación de fuerzas entre el capital y el trabajo a favor del primero, el Estado de bienestar se convierte en pieza de museo y gobierna por medio de la versión más brutal y radicalizada del capitalismo que garantiza –a costa de humanidad y naturaleza- la ganancia demandada por la minoría dueña de todo.



2. Después de 35 años del fin de la experiencia trágica y luminosa de la “vía chilena al socialismo”, el país es administrado por los intereses del gran capital, bajo la hegemonía inhumana de las relaciones económicas, políticas, culturales, simbólicas y sociales del fetiche de la mercancía y la supuesta teoría del libre mercado (que en la práctica, promueve los oligopolios, la concentración de la riqueza y osifica la desigualdad de clases y la dependencia del capital financiero y especulativo). El pacto interburgués que puso término a la dictadura militar y abrió el actual período de gobiernos civiles, ha mantenido intactos los resortes profundos de los intereses del capital y su dinámica antipopular. Gobierno tras gobierno, la Concertación, primero acudiendo al temor de los cuartelazos, y luego actuando francamente desde el acomodo y la conveniencia, ha consolidado una sociedad estamental, sin derechos sociales asegurados para las grandes mayorías, y ha terminado de desmantelar y vender a privados las rémoras de la propiedad estatal. De esta manera, los gobiernos concertacionistas –cuya confianza la burguesía, recién a casi 20 años de elecciones, comienza a relativizar- han prometido cambios pro populares reiteradamente incumplidos; impedido la organización de los trabajadores y el pueblo; y castigado cualquier asomo de cabeza de los de abajo, muertos mediante. El Estado subsidiario, tutelado transitoriamente por la Concertación, ha reducido su “vocación popular” a insuficientes programas sociales, mientras en la realidad dominante ofrece señales de descomposición, envejecimiento de horizonte de sentido (si es que lo tuvo, más allá de la buena publicidad de los primeros años), corrupción, reformas aparentes, alienación, desastres en el ámbito educacional, sanitario y medioambiental, precariedad y pésimo pago del empleo; pan caro y mal circo.

De este modo, Chile padece la mutación y extinción del Estado tal como se conoció hasta 1973. El aparato fiscal, históricamente de contenido burgués, actualmente se expresa anémicamente en su peso burocrático, poderosamente en su papel militar, y defensor a ultranza de la propiedad privada en materia jurídica. ¿Qué puede ofrecer como objeto de demanda un Estado impotente, enrejado en las tramas de la subordinación del gran capital? ¿Qué más recursos le quedan a un Fisco, sino los ahorros millonarios devenidos del alza provisional del precio del cobre? Hoy el Estado parece ser una caja fuerte repleta de dólares para la contención parcial de eventuales conflictos sociales (Transantiago, Fondo de Estabilización del Precio Petróleo, bonos miseria) y útil como aval de los poderosos en aprietos; tiene el monopolio de la fuerza militar; es el guardia privado de la burguesía; y sostiene un parlamento monocorde y legitimador del poder de los privilegiados. La extraña transparencia sin contradicciones del rol del Estado chileno en una sociedad de clases, mandata la reconstrucción de las fuerzas anticapitalistas al calor de la lucha entre capital y trabajo, en sus maneras más desnudas, multidimensionales y originarias.



3. Las cifras oficiales de 2008 hablan que el promedio de los trabajadores gasta más de lo que gana y adeuda un año de salario; menos de la mitad de la fuerza laboral está contratada; apenas un 8,7 % puede negociar colectivamente (independientemente de los resultados de los convenios); el desempleo se empina sobre el 8 % a nivel nacional; la inflación para el 40 % más pobre está en un 20 %; la pobreza es femenina y juvenil; el subcontratismo y la precariedad laboral campean y el descrédito del sistema político supera el 50 %. Asimismo, la desaceleración económica producto de la crisis cíclica del capital financiero parasitario y del alza estructural de los precios de los alimentos y la energía, destruyen el poder adquisitivo de las remuneraciones, mientras el Banco Central aumenta las tasas de interés para paliar la inflación a costa de las grandes mayorías. Las proyecciones del Ministerio de Hacienda en materia de crecimiento varían a la baja en tanto pasan las semanas. Al respecto, el país crecerá alrededor de un 4 %, el número más bajo de la región.



4. Como resulta histórico –salvando algunas nuevas maneras-, los dispositivos materiales que reproducen el sostén cultural de la alienación requerida por el capital se encuentra en la escuela, el ejército, la iglesia, la empresa, el relato político dominante y el control monopólico de la clase en el poder de los medios de comunicación de masas (en especial, de la televisión). En su conjunto, los dispositivos de la alienación propalan la resignación, la igualación del consumo a la felicidad, la fatalidad del actual orden de cosas, el temor, la espectacularización de los acontecimientos y sus personajes, el espejismo de la enseñanza formal como palanca social, los metadiscursos para especialistas, la mala conciencia, la participación bajo control e irrelevante, el analfabetismo funcional, el consenso como imposición vertical, la lumpenización de las relaciones sociales, la idiotez indolente y el egoísmo.




5. Históricamente, las posibilidades de la construcción de la hegemonía de los intereses de los trabajadores y el pueblo están ligadas a las luchas concretas contra las relaciones de dominación, el capital y los patrones; la alfabetización política; la arquitectura sincrética, mestiza, creativa, cultural y simbólica devenida de las necesidades y experiencias concretas propias de las grandes mayorías; la religión liberadora; la ética insobornable; la solidaridad; la dignificación de los contenidos y formas genuinas de las clases dominadas; y la edificación incesante del malestar colectivo frente a los privilegios de la minoría en el poder.



6. Pero “¿De dónde saldrá el martillo, verdugo de esta cadena?”. Sobre todo de los trabajadores precarizados y tercerizados del conjunto de las áreas económicas; de los jóvenes excluidos; de los estudiantes arrojados al mal empleo y la expoliación; de las mujeres; de los mapuche cuya pelea rime con la de los mestizos castigados; de los ecologistas auténticos cuyas luchas se contraponen al capital; de los intelectuales críticos; de los artistas incómodos; de los sexualmente marginados; del pueblo profundo que advierte su desgracia como potencia y necesidad liberadora. Y de los militantes populares provenientes de esas fuentes. De la memoria y la recreación de la convicción de poder.

En este sentido, la independencia política de los intereses de los trabajadores y el pueblo es el eje determinante a la hora de recomponer las fuerzas y el proyecto emancipador de los de abajo. De no cautelar con celo metálico este principio, se corre el riesgo alto de, al igual que bajo la dictadura pinochetista, de entregar la hegemonía política a fracciones sociales formalmente democráticas y pro populares, pero incapacitadas para transformar el orden estructural de las cosas. De ganar el empresario derechista Sebastián Piñera las elecciones presidenciales de fines de 2009, los cuadros de la Concertación deberán aterrizar –al menos en algún porcentaje significativo- al territorio popular que abandonaron hace 20 años. Al respecto, sólo la convicción y madurez política de las agrupaciones anticapitalistas estarán en condiciones de jugarse políticamente en la disputa. Y toda política de alianzas debe conducirse sobre esta matriz.

La diáspora de los empeños políticos anticapitalistas e inspiración emancipadora deben abandonar la autoreferencia infructuosa, cobrar fuerzas e incorporarse desde el seno mismo de las luchas concretas de los trabajadores y el pueblo.. De lo contrario, simplemente, no existe sintonía entre el empeño político y los intereses, modos, ritmos y expresiones mixtas del pueblo, y se corre rápidamente hacia el encapsulamiento sin porvenir. En el mejor de los casos, sus ilustraciones propagandísticas se convierten en puro lema estrategista, deseo o máxima edificante, pero jamás en comunicación o política justa para el período. Lo que sí tiene sentido es la promoción popular de la lucha directa y llana contra los enclaves patronales, donde, de algún modo, se produce la mayor densidad de lucha de clases.

En el actual período, los trabajadores y el pueblo están recién comenzando un nuevo ciclo de luchas sociales, el cual, si supera su fragilidad sensible, puede aspirar a sostenerse sobre dos pies. La frecuencia de la lucha, la urgencia de victorias parciales, el aumento de su tonelaje, junto a la recomposición de los embriones aspirantes a compartir la conducción política, al menos, territorial y sectorial, son las condiciones para la multiplicación y reunión de las fuerzas anticapitalistas. La incipiente organización del o los futuros destacamentos orgánicos y políticos de los intereses de los trabajadores y el pueblo serán fruto de la lucha de clases, su naturaleza, composición, maneras nuevas y continuidad liberadora. Más allá de los segmentos sociales ordenadores, los sujetos centrales y las formas de lucha adecuadas al estadio potencial de los de abajo, hoy debe abrazarse toda lucha que atente contra el imperio del capital. La cualidad del conflicto no es escindible de sus posibilidades de futuro multiplicado.



7. De cara a la actual coyuntura, entregada la lectura sobre la naturaleza del Estado chileno y sus extensiones, se advierte la debilidad menos que relativa del cuerpo legislativo, la realidad tangible de habitar una democracia sin pueblo y oligárquica (como condición sin la cual el capital no podría gozar de las tasas de ganancia que luce, ni la burguesía podría llevar un tren de vida primermundista a expensas de la sobrevida de la mayoría) y, por tanto, el papel probadamente adjetivo que comporta la participación en las elecciones de los poderosos. Los empeños anticapitalistas no pueden desdeñar por principio ningún modo de lucha, aunque sea en el ámbito testimonial de un parlamento sin fueros y reflejo fiel de la hegemonía de los intereses de la burguesía. Pero las iniciativas capilares de los empeños anticapitalistas diseminados deben reconcentrase en la formulación de las fuerzas populares por abajo. Aun para aquellos que todavía consideran que es posible reeditar una experiencia meridianamente parecida a la Unidad Popular de 1970, como para quienes apuran su cabeza, manos y corazón en la transformación integral de la sociedad, no esquivan el poder como objetivo, y comprenden la política emancipadora como un conjunto complejo de construcción de fuerzas, incluso más allá de las fronteras acotadas que enjaula el concepto de país en la era de la mundialización del devenir en todas las esferas del quehacer humano.



Andrés Figueroa Cornejo

Miembro del Polo de Trabajador@s por el Socialismo

Julio de 2008
Centro Cultural Alberto Blest Gana

viernes, 18 de julio de 2008

María Música y el H2O



Dauno Tótoro Taulis



María Música, estudiante chilena de 14 años de edad, lanzó agua al rostro a la Ministra de Educación Mónica Jiménez cuando la Secretaria de Estado había dado unilateralmente por finalizado un “encuentro participativo en educación”.



La niña intentó, antes del hecho, buscar explicaciones (de boca de la Ministra) al por qué cuando ella y sus pares y profesores salen a las calles de las ciudades de Chile para demandar una ley de educación que signifique que en el futuro cercano y lejano nuestros compatriotas sean seres humanos y no alienígenas descerebrados, el Estado responda no con argumentos sino con bombas lacrimógenas, aguas urticantes, golpes de palo en las cabezas y patadas de energúmenos contra niños, niñas y maestros de escuela.


La Ministra que presidía el eufemístico “encuentro participativo” no contestó. Sus guardaespaldas suspendieron la cita. Lo de la niña, abrumada por el silencio y la indiferencia a modo de única y bastarda respuesta, es un argumento. Simbólico, pero tremendo argumento. “Era como hablarle a la pared”, dijo María Música horas más tarde al explicar su acción.

La Presidenta de Chile destacó el hecho como un “acto antidemocrático”. El vocero del Gobierno y otras autoridades describieron el suceso como “magnífica demostración de la incapacidad de diálogo de los estudiantes de Chile”. Otras personalidades públicas sugirieron de inmediato la expulsión de la alumna de su escuela, el traslado del caso a tribunales de justicia. La quieren castigar. Uno que otro estará pensando en colgarla del palo mayor o en lanzarla cerro abajo, para escarmiento y ejemplo. Antes abusaron de ella (ha estado cuatro veces detenida y ha quedado registro de sus hematomas en brazos y piernas) como han abusado de sus adolescentes pares con el guanaco, el zorrillo, la luma, el bototo, el silencio, la indiferencia, la sorna… pero, por encima de todo, con la tonta y vana convicción de que por ser chicos son nada y que están solos. Somos todos chicos y estamos todos solos.

Tengo una hija de la misma edad que la estudiante del jarro de agua, y un hijo de quince años. Hay otra de dos años que aún no ha sido bautizada por el lanza aguas. Sería el colmo. El de 15 ha llegado a casa mojado y asustado luego de cada manifestación pingüina. Y al día siguiente parte otra vez. Claro, cada vez que va, en casa quedamos con los dientes apretados. Debe ser porque algunos padres de mi generación tenemos experiencia respecto de lo que se arriesga.

De eso quiero hablar: conocí a la Ministra Jiménez. Sé de lo que estoy hablando.

Mucho antes de que la niña del jarro de agua naciera, en aquel ahora lejano 1986, fui expulsado de la Universidad Católica de Chile por participar activamente en el movimiento estudiantil que se agitaba en busca de democratizar la Universidad y el país. A sólo un semestre de terminar mi carrera, el Consejo de Rectores, por recomendación del por entonces mandamás de la PUC, Juan de Dios Vial Correa, decretó mi alejamiento de las aulas universitarias… las de la PUC y las de cualquier otra universidad del país… para siempre.

Se armó tremendo escándalo pues este “peligro para la convivencia académica” era dirigente de la FEUC, Consejero Estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.

Fue entonces que entró al baile la señora Mónica Jiménez, en aquella época Presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior de esa casa de estudios, sitio en el que coincidía regularmente conmigo, para su desgracia y la de las demás autoridades pontificias.

Haciendo demostración de su “espíritu democrático y profundas convicciones católicas”, propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, nuestra actual Ministra de Educación, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, “igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días”. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. “Firma este documento”, me sugirió, “y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto”.

Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez, la misma que hoy se reúne con los estudiantes secundarios y los profesores en jornadas de ““encuentros participativos en educación”. Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar.

María Música, por mí y por todos mis compañeros.



PD: Esta es una información que nos llego a nuestro correo. Mucha gente estará en contra de poner esta información mas cuando se apoya a Música pero a nuestro parecer, lo que ella hizo esta completamente relacionado con la frustración que genera este país que solo ha traído desesperanza, donde ni la educación ni salud ni cultura es realmente importante para la clase política solo dan pinceladas para que nos quedemos calladitos como siempre.




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miércoles, 2 de julio de 2008

CHILE: LAS REFORMAS DE BACHELET, EL DESEMPLEO Y LA LUCHA POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA







1.- La Presidenta Michelle Bachelet, a través de cadena nacional de radio y televisión, anunció el pasado 30 de junio después de la telenovela, la puesta en marcha de la primera fase de la joya de su gobierno asociada a la mal explicada reforma previsional. Con los modos de una monitora motivacional de empresa japonesa o entrenadora de fútbol antes de salir a la cancha, la mandataria realizó una arenga insípida donde, en concreto, afirmó que 600 mil pensionados chilenos obtendrían los primeros beneficios de la reforma desde el 1 de julio. Lo que convenientemente no dijo Bachelet fue que el monto de la pensión para las franjas más precarias del país se reduce a $ 60 mil pesos, es decir, $ 2 mil pesos diarios (menos de 4 dólares) en un contexto de alza inflacionaria, aumento de los precios de los alimentos, la especulación escandalosa del valor de los medicamentos (que demandan especialmente las personas de tercera edad) y la crisis energética que redunda en un incremento del costo de la vida, sin plazo de término anunciado. Ahora el gobierno podrá decir que, prácticamente, duplicamos los ingresos de los 3 mil millones de personas más pobres entre los pobres de la Tierra, que sobreviven con 2 dólares diarios, de los cuales deben destinar el 80 % en alimentos. En fin, siempre habrá un haitiano más pobre bajo un chileno de existencia material miserable.

2.- Lo que tampoco informó, de manera premeditada, la Presidenta Bachelet, fue que la reforma previsional consolida el sistema de previsión social impuesto bajo la dictadura militar de refundación capitalista, que se arquitectura en la capitalización individual, la especulación financiera, y la concentración oligopólica de la propiedad de la administración del ahorro forzoso de los trabajadores. Bachelet ni siquiera hizo alusión a que, en la práctica, la “iniciativa” aumenta por razones absolutamente economicistas y no integrales, la edad de jubilación de las mujeres más pobres. La reforma en cuestión elimina las pocas restricciones de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP’s) que quedaban respecto de la liberalización de sus inversiones (con recursos de los trabajadores, claro está), las cuales quedan excluidas del sistema de Impuesto al Valor Agregado (IVA) y pueden colocarse enteramente en negocios extranjeros. Por su parte, los menos pobres o, poéticamente, la llamada “clase media”, continúa al arbitrio de las AFP’s, las que se embolsan uno de cada tres pesos que el trabajador impone para su vejez, mientras los otros dos son presa de la glotonería de las corporaciones financieras y sus turbulencias internacionales. Asimismo, la reforma no fija un tope a las comisiones de las AFP’s y sus compañías de seguros relacionadas. Después de los anuncios multimediales de la Presidenta, los chilenos y chilenas no son menos pobres. Simplemente su miseria se ordena jurídica y económicamente de acuerdo a la consolidación de una de las claves del patrón de acumulación capitalista en el país en los tiempos de la hegemonía del capital financiero y especulativo, esto es, la privatización de un derecho básico tan elemental y central como es el sistema de Seguridad Social.


3.- Según la Dirección del Trabajo del Gobierno (o impotente Departamento de Recursos Humanos del bloque en el poder), cada trabajador chileno está endeudado en $ 3 millones de pesos (más de 6 mil dólares), en un país donde los salarios promedian $ 250 mil pesos (500 dólares) y el salario mínimo 300 dólares. Más del 50 % de los trabajadores no cuenta con contrato ni estabilidad laboral. Sólo un 14 % de la fuerza de trabajo está sindicalizada y de ella, apenas un 8, 7 % puede negociar colectivamente. Más de un 90 % de los más de 6 millones de personas que viven de un sueldo, permanecen al arbitrio del precio a su trabajo que resuelva la patronal. Como punto de comparación, la OCDE –a la cual desea ingresar la Concertación por todos los medios- exige a los países miembros que cuenten con un 50 % de la fuerza de trabajo sindicalizada y que un 25 % tenga facultades para negociar colectivamente, entre otros requisitos. Las aspiraciones de cobrar mayor estatus internacional por parte del Ejecutivo se rompen la cabeza contra los estándares de vida de los países más desarrollados del globo, y no sólo en esta dimensión.


Como si fuera poco, el Instituto Nacional de Estadísticas informó que durante el trimestre marzo-mayo de 2008, la cesantía aumentó hasta un 8 %, sobre todo entre los jóvenes (20 %). De esta manera, el desempleo crece invariablemente por octavo mes consecutivo, lo cual, según algunos economistas, ya puede considerarse una tendencia. Las autoridades gubernamentales, agrediendo la inteligencia pública y haciendo alarde de sofismos de poca monta, señalaron que el problema no es que haya disminuido la oferta laboral, sino que “ahora hay más gente que busca trabajo por primera vez” (!). Casi 600 mil desocupados existen en el Chile del bicentenario independentista. En las regiones de Arica-Parinacota (norte) y Valparaíso (centro), las cifras superan con creces el 10 %.



Por eso, los números del sueldo mínimo cobran una relevancia estratégica para la sobrevida de los trabajadores. En los países que gozan de altos niveles de sindicalización, el salario es materia de negociación colectiva y, lejos, supera los montos del sueldo mínimo, el cual allí es apenas una referencia. En cambio en Chile, la baja y dispersa fuerza de los trabajadores organizados, condena de un 20 % a un 30 % de casi 6 millones de personas, a vender su empeño y sus horas productivas al precio del salario mínimo fijado por arriba, con el agravante de ser rubricado por el propio Presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y militante de gobierno, Arturo Martínez. Al respecto, por esto y otras materias sustantivas –como la educación, la salud, la seguridad social y la vivienda- es una condición de arranque modificar la actual composición de la dirección político sindical de la CUT, ubicando sus motores en la independencia política de los intereses de la clase trabajadora, la movilización y organización creciente, y la lucha frontal contra los intereses del capital. De lo contrario, la recomposición política y orgánica destacada para las grandes transformaciones populares en el país, se posterga, se distrae, no deja de ser funcional al poder y escasea de sentidos.


4.- Sectores significativos de estudiantes secundarios, universitarios y profesores mantienen la lucha consignada como “No al Lucro” en el área de la enseñanza ante la inminente aprobación de la Ley General de Educación (LGE) patrocinada por el gobierno y que debe ser sancionada en algunas semanas más por el Senado, luego de su ratificación por la Cámara de Diputados hace algunos días. La LGE es producto de un acuerdo al interior del bloque en el poder, obligado por la multitudinaria movilización escolar de 2006, que busca modificar cosméticamente la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) de Pinochet. La LGE postula una mayor fiscalización a la educación privada subvencionada (que ya se empina sobre un 40 %), y plantea la ganancia en el ámbito educativo como giro exclusivo de los privados involucrados (lo cual es un escollo salvable fácilmente para el capital en Chile). En otros artículos se ha planteado que sin la incorporación sustantiva de los trabajadores en general al combate por la restauración de la Educación Pública como viga maestra del sistema escolar y universitario, las fuerzas hasta ahora en movimiento, resultan insuficientes. Al respecto, ya algunos dirigentes magisteriales se han pronunciado en un sentido favorable a una lógica de constelación superior de fuerzas e instalación de la protesta a escala país. Sin embargo, todavía la consigna convocante (“No al Lucro”) se presenta de manera relevante, pero de fondo, indirecta y escasamente propositiva. En esa dirección, el movimiento estudiantil y magisterial, y mañana de los trabajadores, está emplazado a definir el horizonte reivindicado sobre una demanda tan concreta como que la enseñanza, al igual que en la mayoría de los países del planeta, sea de propiedad social y administración y financiamiento estatal.. El objetivo del movimiento, tanto para aumentar su tonelaje político social, como su nitidez pública, debe perder ambigüedades y revelarse como una ofensiva de alcances y fundamentos estratégicos. Incluso, si en el actual ciclo de luchas ligadas al derecho básico de contar con un sistema educacional de propiedad social y administración estatal, en todos sus niveles, no se alcanza u obtiene sólo reformas parciales, debe quedar fijada en el complejo nacional la solución propuesta por abajo. Sólo de este modo, la reivindicación central se constituye en plataforma de lucha venidera, y se ancla como eje y punto de llegada en la pelea dura de recomponer las pistas e ideas fuerza de una futura hegemonía política de los intereses de los trabajadores y el pueblo. El resto es posibilismo, miopía política, falta de conducción y convicción, o mera conveniencia coyuntural.

esta información llega gracias a: Andrés Figueroa Cornejo
Miembro del Polo de Trabajador@s por el Socialismo


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martes, 1 de julio de 2008

CARTA ABIERTA A LA PRESIDENTA MICHELLE BACHELET JERIA, EN REPUDIO A LA IMPUNIDAD DEL ASESINATO DE MI HIJO MATIAS CATRILEO QUEZADA.









SRA .MICHELLE BACHELET JERIA

Presidenta de la República de Chile

Presente

Michelle: Mujer, madre, ¿¿compañera?? de lucha contra la dictadura de Pinochet.

¿Por qué permitió que Carabineros de Chile matara a mi hijo? A Matías Valentín Catrileo, estudiante de 23 años, amante de la vida y de la liberación de su querido wallmapu. Le dieron un tiro mortal el 3 de Enero del presente año en Vilcún.

¡Siento que merezco una explicación!

A 6 meses del asesinato de Matías, creo que ha habido tiempo suficiente para poner atención a los acontecimientos y demandas del pueblo mapuche. Para Matías hasta ahora solo hay impunidad.

Como madre siento que, al dispararle a mi muchacho, también desgarraron parte de mis entrañas y a nadie de su gobierno le importó. Por el contrario a días de su muerte nos "lanzaron la Represión, al más puro estilo dictatorial.

No puedo dejar de recordar- y sentirme como muchos- traicionada, ya que ha sido traicionada la lucha que junto a varios de su gobierno, dimos para derrotar al entonces dictador.

Recuerdo: Plebiscito: ¡Vamos a decir que NO¡, "para que nunca más se cometan las atroces violaciones a los Derechos Humanos", "CHILE: La alegría ¿¿ya viene??", abrazos con el triunfo del NO, nuevas ESPERANZAS de que se abrirían la anchas Alamedas para que transitaran junto con otros y otras: Alex Lemún, Rodrigo Cisternas, Johnny Cariqueo, Claudia López, y mi amado Matías Catrileo Quezada: LIBRES.

¿Qué pasó? ¿Qué tenemos hoy en esta pseudo-democracia consolidada?

-Una sociedad donde cada vez más los grandes grupos económicos tienen el PODER y en los hechos, se observa que el derecho a la propiedad privada tiene más valor que el sagrado Derecho a la VIDA.

- Un Gobierno que NO escucha las demandas del pueblo.

- Un Estado que PERMITE, el ejercicio de una REPRESION desmedida y descontrolada.



-Un territorio en que las hermanas y hermanos mapuche han sido injustamente detenidos, perseguidos y asesinados por Defender su ancestral patrimonio. Sus tierras se encuentran invadidas por Empresas Forestales y otros proyectos "rentables" que rompen con la cosmovisión y hábitos de vida que ha tenido el pueblo nación mapuche por cientos de años.

Al ver y compartir con sus peñi y lamngen todo esto, Matías se conmovió, decidió luchar contra la indignidad y ayudar a sentar las bases para recuperar la autonomía como pueblo que puede autogestionarse. Mi hijo, por su justa lucha fue exterminado. ¿Dónde está el ocuparse de la deuda histórica que Chile tiene con los pueblos originarios? De eso nada, al revés, sólo acciones de abuso de poder para AMEDRENTARNOS.

Sin embargo, sabrá usted que, del DOLOR, una se FORTALECE y usaré toda la energía que transmute para, junto a muchos y muchas, continuar denunciando el actuar represivo y luchar contra toda injusticia.

Han podido asesinar y apresar a nuestros hijos e hijas, pero los IDEALES son inmortales y pronto la gente perderá el miedo, y luchará cada vez con más fuerzas por sus justas causas.

Como ser humano, como ser social conciente, y desde luego como madre, es mi deber ético y moral exigir justicia y cambios. Por lo cual, le solicito formalmente que instruya a las autoridades pertinentes, que tomen las medidas necesarias y suficientes para que en forma urgente:

1.- Se ponga FIN a la REPRESION –cruel y despiadada que se ejerce contra el Pueblo Mapuche y no Mapuche; no más tortura física ni psicológica.

2.-Se tomen cartas concretas para asegurar un Debido Proceso en el caso de Matías y así el Sr. Fiscal pueda acusar al asesino de mi hijo.

3.-Se ordene retirar el exagerado contingente de Fuerzas Especiales de la policía, en las denominadas zonas en conflicto-Wallmapu.

4.-Respetar a cabalidad los tratados y acuerdos Internacionales en relación a los Pueblos Originarios.

En Síntesis: EXIJO se respete el DERECHO A LA VIDA, que no debería estar supeditado al Estado ni al Poder Económico.

En sus manos está, Sra. Bachelet poner remedio a estas situaciones; y en su conciencia quedara su actuar.



Mónica Quezada Merino

Julio del 2008





Hermanos y hermanas, esta carta será entregada en La Moneda, Santiago de Chile, el 3 de Julio, por mí, Mónica Quezada Merino, madre de Matías Catrileo Quezada, asesinado el 3 de febrero de 2008 - como se indica en la carta a causa de su lucha por su pueblo mapuche-. Para él no ha habido justicia, les solicito entonces a apoyar nuestra demanda de Justicia firmando su adherencia.

Por otra parte, invito a quienes están en Santiago a acompañarnos a las 11 horas a La Moneda, el 3 de julio, cuando se cumplen 6 meses del asesinato de mi hijo.












CENTRO CULTURAL ALBERTO BLEST GANA